Alfonso Navarro Táppero
If this is not the paradise it certainly should be something very similar
Si esto no es el paraíso sin duda debe ser algo muy similar…
Stone Town, capital del archipiélago de Zanzíbar, es un maravilloso laberinto de oscuras y estrechas callejuelas en las que avejentados y decadentes edificios, pétreos vestigios de un esplendoroso pasado susurran a nuestro paso historias de tráfico de esclavos, de poderosos sultanes y bellas princesas, de viejos galeones cargados con exóticas especias, de intrépidos exploradores ávidos de aventura y gloria.
Cae la noche en la vieja ciudad y el murmullo que proviene del puerto nos sirve de guía para abandonar este mundo de sueños, dejamos atrás pálidas fachadas en las que sobresalen bellos balcones tallados en madera, volvemos la vista para admirar ricas casonas de estilo árabe, cruzamos ante mezquitas, iglesias e incluso descubrimos un templo hindú y nos dirigimos hacia el alboroto atraídos a su vez por el incesante bailoteo de un sin fin de luces anaranjadas.
Al aproximarnos descubrimos que las luces danzarinas no son sino llamas que emergen de decenas de pequeñas parrillas de carbón que son mecidas por la suave brisa del océano. Una larga hilera de tenderetes se perfila hasta donde nos alcanza la vista, el crepitar del carbón de leña y el aroma de las carnes, pescados y mariscos asándose lentamente en las brasas nos abre el apetito.
Bajo la luz anaranjada que emiten las lámparas de queroseno los vendedores ambulantes muestran delicadamente dispuestas las suculentas viandas que puedes degustar in situ, cocinadas a tu gusto y por un precio irrisorio.
Ante nuestra vista, perfectamente alineados, Miskakis (pinchos de carne), suntuosos racimos de gambas, calamares, berberechos, atún y pollo ensartados en palillos, cangrejos, chapati (panes hindúes) y plátanos fritos se adivinan tan apetitosos que dificultan la elección.
Nos decidimos en primer lugar por unos Misakis (el mío con salsa de chiles) , unas brochetas de pollo y otras de gambas.
Mientras nuestras viandas se “asan” lentamente en la plancha, nos ofrecen jugo de caña exprimido en el momento, son instantes para disfrutar del bullicio, del ambiente y de la alegría del lugar. El chaval que atiende el tenderete deposita los pinchos sobre un plato de plástico y con nuestro pequeño tesoro entre las manos al que hemos añadido un par de cervezas “Safari” nos disponemos a dar buena cuenta del mismo contemplando una maravillosa puesta de sol con los pelícanos y barcazas del puerto como telón de fondo….
Stone Town, Zanzibar archipelago's capital, is a wonderful maze of dark, narrow streets where avejentados, decaying buildings, stone remnants of a glorious past whisper in our wake slave trade stories of powerful sultans and beautiful princesses, old galleons laden with exotic spices, intrepid explorers eager for adventure and glory. Night falls in the old town and the buzz that comes from port guides us to leave this world of dreams, past pale protruding facades with beautiful carved wooden balconies, we look to admire rich Moorish mansions, crossed to mosques, churches and even find a Hindu temple and headed toward the commotion attracted in turn by the incessant dancing of endless orange lights. As we approached we discovered that the lights are only dancing flames emerging from dozens of small charcoal grills are swaying in the ocean breeze. A long row of stalls where it is shaping up as the eye, the crackling charcoal and the scent of meat, seafood roasting in the embers slowly opens the appetite. Under the orange light emitting kerosene lamps show vendors arranged delicately succulent meats you can enjoy on site, cooked to your liking and for a bargain price. In our view, perfectly aligned, Miskakis (skewered meat), sumptuous bunches of shrimp, squid, clams, tuna and chicken skewered on sticks, crab, chapati (Indian bread) and fried plantains are guessed so appetizing that hinder the election. We decided first by a Misakis (mine with chilli sauce), chicken kebabs and other shrimp. While our meats are "roasted" slowly on the plate, we offer cane juice freshly squeezed, are moments to enjoy the buzz, the atmosphere and joy of the place. The guy who serves a tray deposited skewers on a plastic plate and our little treasure in his hands to which we added a couple of beers "Safari" we have to give a good account of himself watching a wonderful sunset with pelicans port and barges in the background ... if this is not the paradise it certainly should be something very similar ....


